Ya ha llegado la hora, y las luces que rodean a nuestra parroquia se apagan, quedando una oscuridad, cubierta de un silencio casi absoluto, de repente una trompeta, empieza a tocar el himno del Silencio, tradicional ya en nuestro Jueves Santo y en nuestra hermandad, seguido del himno Nacional, que entre saetas y palmas animan a nuestros hombres de tronos para procesionar a nuestro Cristo y Esperanza como ellos se merecen. Tras una hora de recorrido, más o menos, en el cruce de la calle principal de nuestra localidad, los portadores del paso, dan una vuelta de 270 º, en señal de que nuestros titulares bendigan a nuestra localidad, un momento de tensión y de cansancio por el tiempo tan largo sin descanso que tienen nuestros portadores.
Al llegar a Calle La Cruz, las dos hermandades que procesionan en esta noche, hacen un encuentro y acoplan los dos tronos paralelamente en señal de fraternidad y unidad en el sentimiento cofrade serrano, un momento en el que el pueblo se une, para ver como las dos cofradías son ejemplo de los pasos de Jesucristo.
Símbolo de la Fraternidad entre las dos cofradías.Tras un agotamiento de todos los hermanos, llegamos a una entrada, que para mí es una de las cosas más bonita de la procesión, cuando ves a tú Cristo Radiante, Majestuoso, pero .... con esa cara llena de dolor por su crucifixión, que bajo un monte de lirios morado se va poco a poco bajo la oscuridad de la noche, dejando a sus fieles con ganas de que pase otro año, para poderlos acompañar.
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